20 oct 2018

Sigilo



"...Me habían estado hostigando con torpeza, querían saber quién era, que me revelara, porque no lo lograban ellos mismos. Uí por el pasillo de aulas, llegué a una sala; había una mesa de trabajo en el medio de la habitación  y un hombre manipulando herramientas y un objeto. Era un "profesor" de ellos.

-Lo vas a pensar?
-Eh? Qúe cosa?
-Vas a entrar? Y sonrió con ansia y sorna.
-Un soldado no puede contra un ejército, (*) ustedes están amarrados, no rompen fila. Son ustedes que deben abrirse para incorporarme (si me quieren ahí).

Sonrió. Sabía (él) que estaba físicamente sola; percibí cierto placer.

Mis palabras eran ciertas, pero involucraban mucho más de lo dicho. (**).

(*) y me ví, de frente al campo de batalla, montada a mi caballo blanco con mis ropas blancas, completamente sucios ambos, sola, en un campo oscuro, llano, como si fuera madrugada, pero en el lugar donde nunca amanece. Posición de anuncio frente a la fila enemiga, extensa por ambas manos. Aguardando.

(**) Aguardo su respuesta."


Desperté.


28 may 2018

La piedra cayó.


Aragonita al cuello.
Ojos se cierran.
El sueño llega.
Vestida de rosa.
Vestida de nácar.
Montada al corcel.
Mi pelo igual.
Tal como ahora.
Empuño mi espada.
Ya soy mayor.
Me veo igual.
Furiosa y contenta.
Derribo a todos.
No hay par.
Furia y corcel.
Veo mi gesto.
Hastío y designio.
A todos derribo.
Veo mi gesto.
Montada al corcel.
No registro temor.
No poseo compasión.
Escucho mi caballo.
Sus coces pisoteando.
Caen por doquier.
Como muros embestidos.
Sórdidos muros huecos.
No poseen hogar.
No tienen Padre.
Despierto y recuerdo.