Me mantuve casi tres meses en encierro laboral-académico; iba de acá para allá dentro de las cuatro paredes del laboratorio. Para pensar y ahondar el pensamiento por las tardes salía a bucear por la costa de Gibraltar, verano aquí, envidia de bonaerenses allá.
El silencio cómplice detuvo el reloj que colgaba de la pared, aunque cuando lo miraba las agujas apuntaban a la hora correcta... Misterio.
Sonó mi celular, ese ruidito horrible que hace para anunciar un mensaje de texto, ruidito de consultorio odontológico, lo digo por lo aburrida de su melodía. Melodía aburrida, mensaje aburrido de un ser aburrido esperando que le pase datos básicos que no contemplo... aburrido.
Aburridamente me convierto en un ser otario y a modo de venganza le hago pito catalán e ignoro con plena impunidad el mensaje, me convierto en artífice de la huida del aburrimiento. Me escapo, y vuelvo a mi laboratorio, a este mundo de observación y silencio...
Acomodada en mi silla de tapizado verde, me decido a continuar con mi tarea, pero descubro que el ruido desactivó la inspiración. La inspiración y su cuerpo yacían ahí, justo frente a mi. Desparramada, expuesta y destilando una mezcla de desazón y sentimiento de abandono, mezcla de consistencia mucilaginosa que tiende al gris... Creo que se retuerce un poco cuando escucha mis comentarios pueriles sobre cosas no vinculadas a ella. La veo, ...ella se tira al piso y uno que hace? Desgraciada...
Me quedé congelada un rato, me preguntaba ¿cómo la levanto? Ni siquiera se movía. Estuve varias horas mirándola, creo que días enteros. Pasaron semanas enteras, y no se levantaba. Su cuerpo denso se había quedado pegado en la trama del piso de madera. Tomé café.
El tiempo corría, decidí ignorarla.
Llamaron a la puerta, dos veces, era el mismo cartero de siempre, en su bicicleta de siempre, haciéndose el canchero como siempre, haciendo chistes sobre el remitente de mi carta, como siempre. Volví al laboratorio, la puerta estaba entre abierta, misterio.
Vi por la ventana que el almendro había florecido. Volviendo a mi escritorio lo vi ahí de pie, a mi colega el Dr. Diandru, quien se cruzó de brazos y, dando golpecitos con el pie en el piso, mientras me miraba, seriamente me dijo: "espero la genialidad hecha texto". Eso fue el 12 de septiembre de 2011 a las 11:11. Apocalíptico.
-Dr. Diandru, me sorprende, no esperaba su visita, cómo entró?
-Por la puerta y caminando, estimada colega. No voy a entrar por el ojo de buey...
-No claro, por ahi sólo pasa el hurón. Pase y siéntese, cuénteme la razón de su visita.
-Dos razones me traen por estos lares, una es que me invite con algún snack típico de Gibraltar y ...
- ...le puedo ofrecer garbanzos cocidos y escurridos si apetece.
-Licenciada, usted sabe cómo agasajar a las visitas, tráigalos! Como le decía, vine por un snack con Hesperidina, pero básicamente a hablar de su compañera "La Inspireta", como le decimos en Buenos Aires.
-Opa! (griega interjección) me asombra su comentario, sepa, anduve buceando por Gibraltar, necesitaba desrutinizar la situación literaria, sabrá entender.
-De qué modo?
-Me he dedicado a chusmear cientos de papers ajenos de la biblioteca virtual* durante este tiempo, descubrí que está lleno de textos fútiles, por lo que resolví no hacer lo que el resto, no escribir pavadas para que las comenten con pavadas, y así dar posterior cabida a que tooodos saquen a pasear su cotidiano y vanidoso ego frustrado sintiéndose exitosos efímeramente por 2 minutos 30 de fama/placer -cyber/virtual.
-Lo convencional no es para usted Licenciada, eso lo sabemos desde siempre.
-No, lo mio es como un whisky extra añejo, medido y de alto valor, para consumir de a poco y meditándolo, sépalo.
-Suena pedante.
-No lo es.
-Es verdad.
-Vio?
-Si, y también vi que los garbanzos están estupendos, tiene más?
-Si, por supuesto, ya le alcanzo.
-Usted sabe, en Buenos Aires se utilizan sólo con el fin de correr precursores evangelistas toca puertas dominicales, de esos que vienen munidos con un libro gordo bajo el brazo, trajeados y cuyas mujeres visten faldas de lana al tobillo, incluso en verano. "A garbanzazos serán corridos" dice el Decálogo del Científico Moderno, editado en Temperley, 2010, por el Consejo Científico de Exóticas Ciencias, en su Anexo sobre Antropología G-Astronómica.
-Ah, qué interesante práctica académica tienen en Bs. As. estos días, la desconocía.
-Oh, sí, y con alto valor nutritivo, Licenciada.
-Ajá.
Y sacó del bolsillo del saco que vestía, una pequeña catapulta, la misma que había patentado él en persona y que ya estaba a la venta, en kioscos y negocios del rubro, como arma de defensa y el lanzamiento oficial de garbanzos (permitido por la Constitución, y mantenida debidamente fuera del alcance de niños pequeños). Y en un segundo de descuido, la cargó, le apuntó y zas! Le dio!
-"Vió!?" me dijo.
Y la mancha mucilaginosa gris del piso desapareció. Me quedé atónita. Misterio.
|
"Nulli Expugnabilis Hosti" |
*P.d.: por "papers ajenos de la biblioteca virtual" sépase entender blogs de desconocidos ;)