20 oct 2018

Sigilo



"...Me habían estado hostigando con torpeza, querían saber quién era, que me revelara, porque no lo lograban ellos mismos. Uí por el pasillo de aulas, llegué a una sala; había una mesa de trabajo en el medio de la habitación  y un hombre manipulando herramientas y un objeto. Era un "profesor" de ellos.

-Lo vas a pensar?
-Eh? Qúe cosa?
-Vas a entrar? Y sonrió con ansia y sorna.
-Un soldado no puede contra un ejército, (*) ustedes están amarrados, no rompen fila. Son ustedes que deben abrirse para incorporarme (si me quieren ahí).

Sonrió. Sabía (él) que estaba físicamente sola; percibí cierto placer.

Mis palabras eran ciertas, pero involucraban mucho más de lo dicho. (**).

(*) y me ví, de frente al campo de batalla, montada a mi caballo blanco con mis ropas blancas, completamente sucios ambos, sola, en un campo oscuro, llano, como si fuera madrugada, pero en el lugar donde nunca amanece. Posición de anuncio frente a la fila enemiga, extensa por ambas manos. Aguardando.

(**) Aguardo su respuesta."


Desperté.