4 mar 2011

En Abril, talk to me.

Texto extraido de "LA GLORIOSA MAÑANA DE ABRIL EN QUE ME CRUCÉ A LA CHICA 100% PERFECTA PARA MÍ", de Haruki Murakami.

"Había una vez un chico y una chica. El chico tenía dieciocho años y la chica dieciséis. Él no era especialmente apuesto y
ella no era especialmente hermosa. Eran un chico y una chica como cualquier otro. Pero los dos creían con todo su corazón que en algún lugar del mundo había un chico 100% perfecto y una chica 100% perfecta para ellos. Sí, los dos creían en milagros. Y el milagro ocurrió.
Un día los dos se cruzaron en una esquina.
“Alucinante”, dijo él. “Te estuve buscando toda mi vida. Aunque no me creas, eres la chica 100% perfecta para mí”.
“Y tú eres el chico 100% perfecto para mí”, dijo ella. “Eres tal como te imaginaba. Es como un sueño”.
Se sentaron en el banco de un parque, tomados de las manos, y se contaron la historia de sus vidas. Hablaron durante horas. Ya no habría soledad para ellos: habían encontrado a la persona 100% perfecta. Un milagro, un milagro cósmico.
Sin embargo, mientras conversaban, un ínfimo matiz de duda fue asomando en sus corazones: ¿podía ser que los sueños se hicieran realidad tan fácilmente? En un silencio de la conversación, el chico le dijo a la chica:
“Probémonos. Por una única vez. Si realmente somos 100% perfectos para el otro, volveremos a encontrarnos. Y cuando eso ocurra sabremos que somos el uno para el otro, y nos casaremos, ese mismo día. ¿Qué dices?”
Ella asintió: “Es lo que tenemos que hacer”.
Así que se levantaron del banco y se alejaron por el parque, uno en dirección al este y el otro hacia el oeste.
Pero el trato que habían convenido era por completo innecesario. De hecho, jamás debieron comprometerse a tal cosa, porque eran realmente el uno para el otro, y sólo un auténtico milagro había permitido que se encontraran. Pero, claro, cómo habrían de saber tal cosa dos mocosos como ellos.
Las caprichosas mareas del destino procedieron entonces a sacudirlos sin piedad.
(...)
El tiempo pasó con asombrosa rapidez. Pronto él tuvo treinta y dos años y ella treinta. Y una mañana maravillosa de abril del año 1981, él andaba buscando un bar donde tomarse una buena taza de café y ella iba al correo a despachar una carta. Él iba caminando en dirección al oeste y ella iba en dirección al este por la misma callecita transversal del distrito Harajuku de Tokio. Cuando se vieron, un leve chispazo iluminó durante el más breve de los instantes los pasillos vacíos de sus memorias. Cada uno de los dos sintió un temblor en el pecho y supo:
Es la chica 100% perfecta para mí.
Es el chico 100% perfecto para mí.
Pero aquel destello de sus memorias fue demasiado leve y ni el uno ni el otro tuvo la claridad de pensamiento que había tenido catorce años antes. Se cruzaron sin decirse una palabra y cada uno siguió su rumbo, hasta perderse en la multitud, para siempre.
(...)
Qué historia triste, ¿no?"







3 comentarios:

Balconito dijo...

Sí, triste. Parecería que conviene tomar las cosas cuando se presentan, sin ser codicioso ni abusar de la suerte o lo que fuera. Hasta se podría decir que es la versión romántica y poética de "plata en mano, culo en tierra".
Me gustó

Anónimo dijo...

no me gusta cuando las historias tienen estos finales. dos cobardes. si no viven mueren. que esperan para amarse?

Lic. Odiola Rutheena (pronúnciese "Rutina") dijo...

No tengo idea. Calculo que perder el miedo.
Alguien me dijo una vez "no tengas miedo", ahora sigo su consejo.